
Imaz ha dicho cuatro cositas simples, básicas, de cajón. Hasta aburridas. En el guión de nuestra película nunca habrían pasado el corte por obvias y por lineales, pero en la retorcida realidad en la que vivimos suponen todo un giro dramático, un detonante para que estalle el conflicto. La trama está servida. Imaz es un terrorista y parece dispuesto a todo. La guerra santa en nombre del menos común de los sentidos.
¿Cómo se atreve a pedir otra baraja cuando todos han estado jugando con las cartas marcadas sin quejarse?
Basta que dos quieran jugar para que haya juego. ¿Quién se apunta?
1 comentario:
me gusta. hagan juego señores!
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