viernes, 8 de mayo de 2009

Los muertos comunes

La lista de los muertos comunes es uno de los muchos registros, llevados de forma más o menos consciente, que van dando contenido, rugosidad, color y olor a esa albondiguilla que es la vida común de una pareja, tan plana, tan vacía, insípida e inolora cuando la relación nace.

Una contabilidad emocional que contempla asientos tan diversos como las películas o los conciertos que habéis visto, los pisos en que habéis vivido, con todos esos cuartos de baño y esas camas y esos sofás que nunca acaban de resultar tan cómodos como los imaginasteis, los sucesivos cambios de gobierno nacional, regional o municipal que habéis padecido o las catástrofes y las guerras de las que habéis sido testigos inoperantes.

Las nuevas aficiones que pronto serán viejas y sustiuidas por otras. Los países que habéis ido conociendo juntos. Los nuevos sobrinos, los nuevos tíos segundos, cuñados, concuñados, amigos y enemigos. Todos estos registros suponen una ganancia. Van en la columna del HABER gracias a lo que tienen de aprendizaje y de experiencia compartida. En este aspecto incluso las guerras, los tsunamis y los katrinas son parte de las ganancias.

El registro de los muertos comunes es el único que claramente parece engrosar la lista del DEBE. Porque es una pérdida objetiva, indiscutible e irreversible. Una persona que estaba en vuestras vidas y enriquecía vuestra albondiguilla, deja de estarlo para siempre. Un pequeño hueco que nunca volverá a llenarse. Una burbuja rellena de nada.

La lista de nuestros muertos comunes constaba de un sólo nombre hasta que el pasado 19 de Abril se añadió uno nuevo, doblando el tamaño de esa columna del DEBE. Son ahora 2 nombres en casi 9 años. Desde luego no podemos quejarnos del estado de nuestras finanzas emocionales, un muerto cada 4 años y medio es un ratio que cualquiera firmaría con los ojos cerrados.

Pero sabemos que es una estadística engañosa y que pronto el tamaño de esa columna empezará a crecer a un ritmo muy distinto, hasta que quizás llegue un día en que tengamos la sensación de estar apuntando muchos más asientos en esa columna que en la otra. Un día en que nuestra vida, nuestro albondiguilla, parezca estar repleta de burbujas rellenas de nada.

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