Los spots publicitarios tienen hoy un rol emocional que hasta hace poco estaba reservado a nuestras películas favoritas. Esas piezas de menos de treinta segundos son las utopías, los universos ideales. Los lugares en los que nos gustaría trabajar y jugar y conducir y enamorarnos.
No es sólo un producto industrial lo que nos venden. Llegamos a creer que la vida es caminar por una calle perfecta, mecidos por una melodía celestial, cruzándonos con coches de ensueño y bellas y sonrientes mujeres.
Algunos sienten la necesidad de pensar que Dios existe. Otros necesitan creer que la vida puede ser como un spot de BMW.
miércoles, 25 de julio de 2007
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Publicado por Un blog de Asier Iza en 6:03
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