viernes, 27 de julio de 2007

Teletransportado

Transportarnos. En el espacio y en el tiempo. Cubrirnos con la nostalgia por aquellos días, por esa persona o ese lugar que ya no es como era. Los olores nos estimulan de una forma pura e instintiva, haciendo que reaccionemos con las tripas. Sentir más que pensar.

Cuando vas por la calle y te cruzas con ese perfume lo primero que haces es pararte en seco, sorprendido al ver cómo te ha sacado de la realidad. Unos segundos de "cuelgue", intentando secuestrar ese momento para poderlo revivir cuando quieras, intentando visualizar aquella cara y aquella risa y aquella forma de andar.

Cuando entras en ese bar y te parece estar llegando a la cocina de tu abuela. ¿Qué especia será? O cuando el olor del barro húmedo te lleva a tus 11 años y al vestuario de tu equipo de fútbol. Tacos de aluminio bailando claqué en las duchas, manos heladas que no pueden aflojar los cordones.

El cloro de la piscina que inundaba los días de tus mejores veranos. El carbón de la barbacoas de los domingos. El estiércol junto a la puerta del caserío. El butano. La naftalina. El tabaco de pipa. El vick vaporub. La pólvora. Emociones y vivencias conservadas en frasquitos, siempre frescos, siempre presentes.

La música tiene esa misma cualidad. Hay canciones que relacionas de forma directa con momentos de tu vida, supongo que casi siempre buenos. Escucharlas al cabo del tiempo es dar un salto mortal emocional, con 3 tirabuzones y medio.

El que diga que los viajes en el tiempo son ciencia ficción no conoce el poder de la música. Yo acabo de volver al 2007 desde 1990. Me he puesto a escuchar esta canción de Ride




y he vuelto a tener 14 años. Granos por toda la cara. Pisamierdas. Sala de máquinas. Menudo viaje.

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