viernes, 13 de julio de 2007

Y llegó el rock


Mi primer concierto de rock, o por lo menos el primero de que tengo recuerdo, fue hace 15 años y 9 días. Nirvana tocaba en el polideportivo de La Casilla de Bilbao dentro de la gira de su "Nevermind". El cartel lo completaban Teenage Fanclub, recién salido su maravilloso "Bandwagonesque" y Surfin Bichos, que por aquellos días se encontraban a punto de asaltar las radiofórmulas de todo el país con "Fuerte". Al final los SF no tocaron y nunca pude verlos en directo hasta que me quité la espina el año pasado en el Primavera.

Me parece imposible que hayan pasado 15 años. Podría describir casi cada minuto de aquel día. Quiénes íbamos y las camisetas que llevábamos. Las partidas de futbolín que echamos en Romo a las 4 de la tarde, antes de ir a Bilbao (no había metro, ir a Bilbao era un acontecimiento). Los cachis de calimocho que nos bebimos en un bar frente a La Casilla, mientras veíamos por la tele el prólogo del Tour que ganó Induráin. Las prisas para entrar en el pabellón y poder colocarnos en las primeras filas. Expectativas infinitas. Emoción. Felicidad pura. Cuando es eso lo que se siente supongo que es normal que quede grabado a fuego en nuestro curriculum vital.

Ruido, mucho ruido. Elefantes pisoteando mi estómago. Montañas cayendo sobre mi cabeza. Anguilas eléctricas trepando por mis pantalones. Esa sensación de fisicidad es lo que más me impresionó, el sonido como un mar en el que sumergerte y dejarte llevar y hundirte y ser rescatado. Una y otra vez.

Este fin de semana llega el summercase a Madrid, con algunas de las mejores bandas de rock de hoy en día. Algún chaval de 15 años tendrá hoy su Nirvana personal, su Induráin, su calimocho. En 2022 lo recordará como si hubiera sido en 2021.

Nosotros iremos, por supuesto. Pero sé que no correré para buscar la barrera. Sé que las expectativas infinitas y las anguilas trepando por mis piernas no contarán entre mis sensaciones este fin de semana.

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